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sábado, 7 de marzo de 2015

La Coherencia del Discurso: Vida y Mujer, por Dra. Danelia Cardona

Reproducimos el artículo de la Dra. Danelia Cardona, Directora del Departamento de la Conferencia Episcopal para la Promoción y Defensa de la Vida, publicado originalmente en el sitio web de la CEC.

Son muchos los católicos confundidos con la Marcha por la Vida que se organiza este domingo, que interesantemente, se autodenomina alegórica a la Vida en el Día Internacional de la Mujer.

La coherencia del discurso es sin duda el elemento que engaña al que no tiene acceso a la información ni a la Verdad. No se puede ser "progresista" y promover una marcha por la vida, donde la vida "es sagrada" cuando esta vida sólo se considera existente en la persona que ya nació. La vida de toda persona comienza desde el momento mismo de la concepción: se unen 23 cromosomas (humanos, no de otra especie) de cada progenitor, para luego formar un nuevo código genético que le corresponde a ese nuevo ser. Nadie más tendrá ese código genético, que pertenece, reitero a la raza humana. Y reitero este punto porque son muchos los argumentos que tratan de definir el inicio de la vida humana sobre un montaje de falacias que se alejan de un hecho simple pero contundente: una nueva vida humana comienza cada vez que se unen un espermatozoide y un óvulo. Este nuevo ser, con 46 cromosomas humanos, con un código genético humano único que es único e irrepetible, se ira dividiendo en un ser pluricelular por sí mismo, no por influencia hormonal de su madre, sino por un proceso autógeno donde el mismo se va dividiendo para luego pasar a ser las etapas más tempranas del ser humano: mórula, trofoblasto, embrión. Toda vida es sagrada, si, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural.

La mujer y la vida. Los derechos de la mujer se establecen alrededor de la discriminación que sufrió por un trato desigual en esferas sociales como el trabajo, la remuneración económica y por supuesto, el derecho al sufragio. Los derechos sexuales y reproductivos que tratan de promover las organizaciones abortistas y los comités no vinculantes que desarrollan jurisprudencia no doctrinal (o "soft law") no han sido reconocidos como tales y se quedan en la lucha por promover el aborto "legal y seguro". Incoherencia es considerarse "pro-mujer" y someterla a la experiencia traumática del aborto bajo unos derechos inexistentes como son los que han denominado "sexuales y reproductivos". La mujer es fuente de vida, no sólo biológica, sino también intelectual, profesional y espiritual. La manera de amar de la mujer es diferente a la del hombre, y por eso tiene un rol diferente en la sociedad, que no es igual a la del hombre. Por supuesto, se necesita de equidad en las oportunidades laborales, la remuneración económica y su reconocimiento como constructora de sociedad; pero esto no implica eliminar una de sus dimensiones que la hacen co-creadora de la humanidad: gestar y dar a luz a nueva vida. Por, lo tanto, la vida de la mujer también es sagrada y todo aborto destruye esa capacidad de amar, de dar vida, inherente a cada mujer.

Pedimos a nuestros líderes de opinión, gobernantes y demás servidores públicos coherencia en su discurso, contrario a lo que dirán los analistas, esto les suma credibilidad, no lo contrario.

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